Antes de nada, agradezco a Álex y a Tania por la invitación del pasado miércoles para ir al rodeo. Primera vez que voy a un concierto de música country (Chris Young) y no estuvo nada mal. Por lo que he aprendido en este tiempo aquí, es como la música pop español con aires romanticones, los artistas normalmente cantan sobre camionetas (trucks), cerveza y mujeres (¿cómo no?).
El rodeo es, sin duda, el evento más texano en el que he estado, lleno de vaqueros y vaqueros, con sus respectivas botas y sombreros.
En rodeo tiene varias competiciones, entre ellas: la carrera de carros tirados por caballos, montar a caballo y a toro (esto último como los toros de las atracciones pero con uno de verdad), atrapar a una vaquilla desde el caballo lanzandándole la típica cuerda que se ve en las pelis, etc. Al final de las competiciones, siempre hay un artista que da un concierto como cierre del evento.
El viernes me pasé la mañana entre leyendo y haciendo cosas de clase hasta que a la tarde, me fui con David en Metro (que es como aquí le llaman a la guagua) al rodeo por segunda vez. Esta vez fuimos porque queríamos ver a Jason Derulo (el artista invitado). Ver un concierto suyo por SOLO 11 dólares era algo que claramente había que aprovechar.
Teníamos tickets en una de las secciones más altas y le echamos un poquito de cara. Aprovechamos que una de las personas que pedía los tickets estaba despistada y acabamos viendo el concierto bastante cerca del escenario. Arriesgamos y salió bien.
En la vuelta a casa, siendo conscientes de que coger el metro cuando se oscurece es algo peligroso, decidimos coger un Uber (es como si fuera un taxi pero la gente hace el servicio con su coche por medio de una aplicación). Peeeeero, entró hambre y acabamos en una pizzería en la que nos hicimos amigos del pizzero (un mexicano peculiar) y que al final acabó llevándonos a casa.
El sábado por la mañana teníamos el último partido de la temporada y como había comentado en el último post que me había hecho daño en la rodilla, no tenía pensado jugar. Llegué justo a la hora de empezar el partido, con el desayuno en la mano y con ropa normal. Hablando con el entrenador de cómo me sentía, me acabó diciendo que si quería jugar y forzar la rodilla para jugar mi último partido en Houston, que fuera a casa y cogiera las cosas. Y así hice, cogí las cosas, calenté y a jugar. Para llevar dos semanas sin entrenar, me despedí con un gol de córner, con un poco de ayuda del defensa, y con una asistencia. Ganamos 5-1 y me quedé con ese sabor agrio por ser la última vez que iba a jugar para el equipo de la universidad y dulce por haber tenido la suerte de vivirlo y conocer a tanta buena gente en estos dos años.
Ese mismo sábado por la tarde fui a la conferencia de Eric Thomas y cumplí uno de mis sueños, teniendo además la fortuna de conocerlo. Siempre recordaré como en momentos en los que estaba mal en Inglaterra me dedicaba a ver constantemente su vídeo de "Pain is temporary", cuando aún no entendía todo lo que decía a la perfección.
Al inicio de la conferencia preguntaron qué quién había sido la persona que venía de más lejos y resulté ser yo. Me regalaron uno de sus libros por ello y la gente como loca aplaudiendo.
El lunes trabajé de voluntario para un colegio en una excursión que hicieron al zoológico. La presidenta y compañera de BESO (la organización bilingüe de la que formo parte) está haciendo sus prácticas allí y por eso la invitación. Nunca había estado en el zoo de Houston. Fue una manera para echar una mano y ver el zoo de gratis.
Ese mismo día, tuve examen en la universidad y ya hoy, miércoles, estoy de vacaciones de semana santa.
De momento, solo diré que estoy por el Caribe...
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