lunes, 15 de septiembre de 2014

"Buenas noches"

Empiezo a escribir esta entrada de blog a domingo cuando en casa ya es lunes. Y escribo esto porque mientras hablo con mi tía yo le doy los buenos días y ella, siendo consciente del cambio de horario, me da las buenas noches. Y aunque no me vengo abajo sé que esta vez el cambio es más grande de lo habitual y algo se mueve por dentro. Esta vez, a menos que me gane la lotería americana, no vuelvo a casa hasta el próximo verano. Y como pa’ ganar la lotería hay que echarla, va a estar complicado volver antes… Aún así, la ilusión y las ganas de hacer de ésta otra bonita experiencia hace que pueda con todo.
Cosas que han ido pasando...

Tras llegar después de 33 horas entre aeropuertos y vuelos, gracias a que tengo a Ady y Fran (su compañero de piso) para que me echen una mano y me dejen quedarme en su casa hasta que encuentre alojamiento. Y entre que el jet lag que me da esta vez es fuertísimo, que las clases empezaron al día siguiente, que tuve que abrirme la cuenta del banco para que me ingresaran la beca, sacarme un número americano y mil papeleos, esa semana fue un horror. 

Darme cuenta de que en Houston hace calor, M-U-C-H-O  C-A-L-O-R. Por lo que la ciudad está abarrotada de coches, con su aire condicionado a toda potencia, su conducción temeraria y sus accidentes diarios. De hecho, las estadísticas dicen que en Houston hay de media un accidente cada 15 minutos. Además, algo que no tenemos en España (todavía) es que hay “Drive Thru” para todo: Starbucks, cajeros automáticos, farmacias… Y después está el otro grupo minoritario, en el que me incluyo, los que caminamos. Como el transporte público funciona de pena y la mayoría de las cosas están lejos las unas de las otras cuando caminas, cuando llegas al sitio estás lipotímico y/o derretido. Para que se hagan una idea, del “centro” a mi universidad se tarda 10 minutos en coche, mientras que en guagua más caminata bajo el lorenzo, una hora y media. 

En cuanto a la universidad, algo que ya tengo claro es que aquí no se están con esas cositas de presentaciones de la asignatura y si eso ya empezamos mañana. Aquí se llega, se hace una breve presentación y se empieza a dar contenido, a marcar trabajos y a leer, leer y leer… tengo la sensación de haber trabajado más en tres semanas que en un semestre entero en España. En una de las asignaturas, había que llegar a la presentación ya con un capítulo del libro leído para comentarlo. Por lo que he visto en estas semanas, las clases son muy dinámicas y más bien sirven para discutir lo leído en casa, desarrollar y aclarar dudas. Me gusta el estilo pero yo (que aún no tengo el don de la palabrería en inglés) como vaya un día sin leerme el tema voy a estar dentro de la clase pescando… Y como uno no puede pasar desapercibido en una clase en la que somos seis, aquí estoy, que llevo estos tres fines de semana sin salir, con mi primer examen hecho y el próximo para mañana.   
Después de dos semanas durmiendo en un colchón hinchable y con todas mis cosas en cajas, gracias a la ayuda del Director de Admisiones y a una profesora española que es un encanto, consigo alojamiento en la universidad y, por fin, siento que llego a Houston. Tengo mi apartamento, cocina, salón, mi escritorio, mi baño y sobre todo, mi espacio.
Aunque aún sigo en proceso de adaptación, estar aquí hace las cosas más sencillas. Voy a clases caminando, no pierdo tres horas en ir y volver, tengo biblioteca, gimnasio, sauna y piscina (todo dentro del campus). Además, esta semana empecé en uno de los equipos de fútbol de la universidad y me regalaron un ipad por ser estudiante de máster, ¿qué más se puede pedir? 

Pd: la noticia de que había conseguido plaza en la residencia y la felicidad de haber hecho mi primer examen aquí bien coincidió con una enorme y brillante luna llena. Mi amigo Daniel sabe que en luna llena siempre salen mejor las cosas. Aquí les dejo una imagen de esa misma noche en Gáldar, la ciudad de la que soy. “Buenas noches…"

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