lunes, 1 de septiembre de 2014

Trabajar en un campamento de verano en los Estados Unidos

A menos de un mes de haber cumplido con uno de mis sueños, aquí les dejo parte de mi experiencia:
Estar en un campamento es lo más parecido a vivir en una burbuja. No sabes que está pasando fuera y tampoco te interesa mucho. El mío estaba en Nueva York pero podía haber estado en China y hubiera sido lo mismo. Otro de los hechos que hacía que vivieras en una burbuja era que el móvil no estaba permitido a menos que estuvieras en tu período libre y fueras a la sala de personal (único sitio con wifi abierto para los monitores).

Los primeros días fueron de entrenamiento, haciendo cursillos de todo tipo y participando en todas las actividades que los niños iban a hacer durante el campamento, aprendiendo sus reglas y aspectos a tener en cuenta. Al terminar el día nos pasábamos hasta las 12 de la madrugada jugando a fútbol entre monitores, qué mejor manera de conocer a la gente y empezar a hacer amigos.

Después de esta primera semana, llegan los niños y separan a los monitores por divisiones: lower camp (los pequeños), middle camp (medianos) y teen camp (adolescentes). Yo tuve la suerte de estar con los adolescentes. Digo la suerte porque ellos eran independientes, había que estar con ellos, pero estar con ellos significaba estar jugando a cada deporte como si fueras uno más con la única diferencia de que tenías que evitar/solucionar conflictos y que todo el mundo estuviera involucrado de una u otra manera. 
El campamento era GIGANTE, un ejemplo de ello eran sus 7 canchas de ténis, un lago privado con canoas, patines, barcos veleros, hinchables, un campo de béisbol, 5 de voleibol, 4 campos de fútbol, dos piscinas (una de ellas con toboganes), canchas de baloncesto, campo de golf, un teatro, comedor para 700 personas, etc, etc, etc… y qué menos cuando los niños pagan 8000 euros para el verano.
Tenía una serie de días o eventos clave, entre ellos:
- El rito de iniciación en la Teen House: el grupo de los mayores entra en medio de la noche a nuestra habitación y despierta a los niños algo así como que asustándolos, golpeándolos con almohadas y tirándoles polvo talco. Aunque esa noche nos tocó ser víctimas y las horas de sueño eran valoradas en oro, tengo que decir que mereció la pena por las risas de ver la cara y oír los gritos de mis niños.
-El sausage fest (o festival de la salchicha para aquellos que no son tan diestros con el inglés): este grandioso evento empieza con levantarnos a todos en medio de la noche (una vez más) e ir alrededor de la hoguera para elegir a los capitanes de los equipos que competirán por ser los vencedores de este festival. Todo esto mientras el director del campamento nos prepara perritos calientes a las 3 de la madrugada. Como el festival de la salchicha se hace con niños adolescentes todos los juegos que se hacen tienen que ver con la salchicha y ya se imaginan el juego que una salchicha da para los niños adolescentes…
- Los Juegos Olímpicos: todo el campamento se divide en 4 grandes equipos (Brasil, Inglaterra, Italia y España) y compiten en todo tipo actividades y deportes. Hay una ceremonia de inicio, llevando la antorcha olímpica por todo el campamento (siendo uno de los pocos afortunados en llevarla) y una ceremonia final después de que cada equipo cantara un himno inventado y, normalmente, en contra de los otros países. Premiaban la originalidad y creatividad. Y como no, ganó España! 
- El 4 de Julio: donde celebramos el día de la Independencia de los Estados Unidos. Todo el que tenía algo americano se lo ponía e íbamos cerca del lago a ver un espectáculo de fuegos artificiales.
- La barbacoa: cada lunes organizaban una gran barbacoa al aire libre donde comíamos hamburguesas, perritos calientes, pollo a la barbacoa, costillas…

Vivir en un campamento también significa tener cero de privacidad, convivir las 24 horas con niños y dormir con 25 de ellos. Significa tener el dilema de usar los pocos períodos libres que tienes entre dormir porque te estás muriendo del cansancio, ir a coger wifi para hablar con tu familia o ducharte. No es broma, pero no es fácil tener tiempo libre para ir al baño, los diálogos “con Roca” aquí no son viables…

Por mucho que cada mañana se limpiara la habitación, el desorden y olor era complicado mantenerlo durante el día, especialmente cuando tenías niños que pensaban que bañarse en el lago o en la piscina contaba como ducha.


Uno se vuelve un vivo, acordar con tus compañeros para decirle a los niños que quedan 15 minutos para que se vayan a la cama cuando en realidad son 30 para irte un poco antes a dormir. Pero también se vuelve un hermano mayor, las conversaciones con los niños justo antes de irse a dormir eran las mejores, pidiéndote consejos, confesándote sus secretos o conversando sobre la vida en general. Justo voy escribiéndolo y me vienen grandísimos recuerdos de tenerlos a casi todos sobre mi cama o alrededor de ella escuchando atentamente cualquier historia.

La necesidad hace que desarrolles nuevas habilidades, me volví peluquero en el campamento llegando a cortar el pelo a más de 50 personas durante el verano (algunos de ellos incluso con la voluntad de pagarme). 
Si alguna vez vieron “aquí no hay quién viva”, vivir en un campamento es como tener “radio patio”. Ya puede pasar (o no) algo, que hasta el más tonto se entera.

Conclusiones que puedo sacar de este verano:
- Que los lazos que se pueden crear con las personas en un verano es enorme y que cualquier experiencia que sea fuera de casa en contacto con gente de otras culturas, te enriquece.
- Tanto trabajar en Madrid como en EEUU en un campamento ha hecho que  siga sin defraudar a ese niño que está dentro de mi, que me mantenga vivo y feliz por poder aportar algo a la gente más joven y sobre todo, que ellos me hagan seguir creciendo y mejorando. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario